Dolly Fernández, es un ejemplo de esfuerzo y perseverancia, combinado con un gran talento para el crochet, técnica que aprendió desde joven, y que la ha llevado a crear su propio negocio.
«Cuando estaba en el colegio comencé a hacer crochet, realizaba carpetitas, gorritas, zapatitos y los vendía. En mi tiempo libre, me dedicaba de lleno a investigar y practicar nuevas técnicas, amaba realizar manualidades. Luego me casé, trabajé y en mis ratos de descanso seguía haciendo crochet y los comercializaba entre mis amigas y familiares. Más adelante, se me unió mi suegra y comadre, esta última hacía pintura sobre tela, y fue así que emprendí con el acompañamiento de la familia», relata.
Los años iban transcurriendo, mientras que Dolly, su suegra y comadre fueron combinando sus habilidades para la creación de originales trabajos a base de crochet y pintura.
«A los 2 años de emprender, los pedidos eran demasiados que hasta mi marido por las noches se unía al grupo para ayudarnos con la pintura. No obstante, tras recibir una propuesta de trabajo en el departamento de Alto Paraná, lugar donde vivíamos anteriormente, en su viaje sufrió un accidente, que lo imposibilitó caminar por 3 meses, y fue desde entonces que se adhirió oficialmente al negocio familiar», expresa la joven madre.
A pesar de que Dolly con los años de experiencia se había convertido en una experta en la técnica del tejido a crochet, sin embargo, a medida que los pedidos iban aumentando, ser mamá, esposa estudiante de Contaduría y emprendedora, resultaba muy pesado para ella.
“Luego de subir mis trabajos a las redes sociales, increíblemente llovieron los pedidos, mi marido y comadre me ayudaban con la pintura en servilletas, manteles, es decir por todo lo que se podía pintar. Mientras que mi suegra y yo hacíamos las terminaciones a crochet, todo hecho a mano» resalta.
Hoy a tres años de emprender, en su propia casa cuenta con un tallercito, donde bajo el nombre de “Creando Sueños” y junto a su familia elaboran todo tipo de trabajos principalmente a base de crochet y pintura sobre tela.
“No ha sido fácil, en ocasiones nos levantamos a las 3:00 AM y descansamos eso de las 23:OO recién, de lo contrario no podemos cumplir con todas las clientas. Aquí nos ayudamos entre todos, hay momentos en que no damos abastecimiento. Pero lo más importante es que es un negocio familiar, siempre estamos juntos”, concluye.
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