/Se burlaron y criticaron nuestro emprendimiento, hoy tenemos un negocio propio y siempre estamos juntos

Se burlaron y criticaron nuestro emprendimiento, hoy tenemos un negocio propio y siempre estamos juntos

En ocasiones basta con dejarse llevar por la imaginación. Lo irónico de estas ideas es que al principio son objeto de burlas y críticas. Laura Riquelme, es una joven madre que tras fracasar en un emprendimiento, se ha vuelto a levantar y triunfar con un negocio supuestamente «no rentable y absurdo».

En el 2015, Laura Riquelme junto a su pareja Marcos Ortiz, emprendieron un negocio de comida rápida que luego de unos meses fracasó. Ante tal situación, él acudió nuevamente a trabajar para una empresa, mientras ella quedó en la casa para cuidar de sus dos pequeños niños. No siendo suficiente el ingreso de su marido, la necesidad llevó a Laura a concebir una idea de negocio.

«Aunque mi marido tenía un trabajo estable, no nos alcanzaba el dinero, ya no teníamos qué comer y menos para pagar el alquiler. En mi desesperación ingresaba a YouTube a mirar técnicas de decoración y practicaba todos los días por una parralera que había en casa. Todo lo que iba aprendiendo lo puse en práctica para decorar el festejo de los seis añitos de uno de mis nenes», asegura.

Dispuesta a seguir aprendiendo, Laura Riquelme siguió practicando y aunque era consciente de que tenía la capacidad para explayar su ingenio e inagotable creatividad, decidía no cobrar a nadie por su trabajo porque en el fondo sentía temor a que no fuera lo suficientemente buena y el cliente no quedara conforme. Pero un día un pedido especial marcó un antes y después en la vida de Laura.
“Me pedían decorar y lo hacía gratis, porque no me sentía segura de mí misma, pero al ver que quedaban encantadas con mi trabajo, comencé a cobrarles un mínimo. Hasta que una amiga me pidió una decoración particular que incluía las famosas mesas shabby, y ese cumpleaños marcó un antes y un después en mi vida», afirma.

En medio de una noche fría, Laura Riquelme y Marcos Ortiz, prestan el vehículo de un familiar y se aventuran a la búsqueda de las mesas. Y misma noche la pintan todas.El primer evento oficial de la emprendedora resultó ser todo un éxito, surgieron los elogios y pedidos, no obstante la situación económica de la familia seguía igual, y el dinero que ingresaba no era suficiente.

“A pesar de que mi emprendimiento iba por buen camino, el dinero que ambos ganábamos, no nos alcanzaba, un día se nos corta la televisión por cable y ya no teníamos ni un guaraní, entonces mi pareja me dice: VOY A VENDER LAS MESAS, en ese momento me puse a llorar y él los publicó en Facebook, y los vendió por un precio mucho más elevado del que habíamos adquirido», expresa entre risas.

Con la venta de las mesas, la pareja cubrió algunas de sus deudas, y luego con el próximo sueldo compraron nuevamente las mesas shabby que daban un toque especial a su decoración. “La gente quedaba contenta con mi trabajo y recibía muchos pedidos. De todo lo que ingresaba a la casa un porcentaje destinábamos para la compra de un nuevo objeto, y así el negocio al que denominamos Decolau fue creciendo rápidamente», confiesa.

En tan solo meses, Decolau comenzó a recibir pedidos de diferentes puntos del país, y tras la demanda Marcos Ortiz decidió renunciar a su trabajo para brindar apoyo a su pareja. Se instalaron en un salón, adquirieron maderas y las maquinarias básicas para la fabricación de muebles y accesorios decorativos.

«Todo iba perfecto, hasta que un día me llaman y me dicen que mi marido se cortó el dedo con una de las pulidoras de madera, anduvimos muchísimo por el hospital intentando recuperar su dedo, eso nos dejó mal económicamente. Como mi marido no podía continuar, hicimos un préstamo y vimos una persona que reemplace a Marcos», comenta.

Hoy en día, Decolau es una empresa firme del rubro de la decoración, cuenta con un hermoso showroom y una fábrica con personales.
«Muchos se burlaron y criticaban nuestro emprendimiento, pero seguimos y hoy en día tenemos un negocio propio, además todo el día estamos juntos», concluye.