/De vendedor de pizzas a una curtiembre para lograr un sueño que fracasó hasta que el amor lo guió al éxito

De vendedor de pizzas a una curtiembre para lograr un sueño que fracasó hasta que el amor lo guió al éxito

Cuando niños soñamos con ser grandes, y no solo grandes de estatura sino exitosos en todas las áreas de la vida, pero con el paso de los años descubrimos que los sueños tienen un alto precio y en ocasiones dolorosos que dejamos atrás nuestras aspiraciones. Derlis Candia, nos demuestra que sin importar la dimensión de lo que anhelamos, todo es posible mientras permanezca vivo.

«Desde pequeño soñaba con tener mi propia empresa, y como sentía una atracción hacia lo tecnológico, mi sueño era abrir un cyber, lo que en aquella época era un boom, pero como mis padres no tenían el dinero que necesitaba para cumplir mi sueño, teniendo 16 años y sabiendo hacer ricas pizzas, decidí prepararlas para la venta en el barrio y así ahorrar para mi proyecto», comienza su relato.

No estando conforme con la ganancia que le generaba la venta de pizzas, el joven apenas terminando el colegio comenzó a buscar trabajo, y tras conseguir un puesto en una curtiembre, potenció su ahorro para invertir en su anhelado cyber.

«Cuando comencé a trabajar, poco a poco fui acercándome al monto que necesitaba, ahorré todo lo que pude, pero como quería que mi negocio este a la altura de los grandes, junte todo mi ahorro y saqué un préstamo para comprar 4 computadoras con buena tecnología para juegos pesados, 2 televisores de 32 pulgadas con Play 3, entre otros accesorios, y fue así que a los 20 años logré mi sueño», expresa entre risas.

Tras poner su sueño en marcha, Derlis Candia siguió trabajando durante el día en la curtiembre y por las noches atendía su negocio, no obstante, aquel sueño que rondaba los 50 millones rápidamente se vino abajo, no tuvo éxito. A pesar de los intentos por cubrir su deuda y salvar su empresa, nada resultó, pues se encontraba envuelto en una deuda de 60 millones aproximadamente y en una demanda., por lo que se vio obligado a vender el equipamiento del cyber.
«Como ya no tenía para pagar mi préstamo y mis gastos tuve que vender todo aquello que con mucho esfuerzo compré, y una vez que se me acabaron las cosas del cyber, también comencé a vender mis cosas, empecé por mi televisor, aire acondicionado, equipo de sonido, guitarra , es decir de tener un pieza bien equipada, pasé a dormir en una pieza con una cama de dos plazas donde solo podía dormir en una plaza porque la otra mitad tenía resortes que sobresalían y me clavaban», asegura.

Pese a su desgracia, Derlis Candia no bajo la guardia, hasta que un día el amor lo iluminó.» Había una chica que me gustaba mucho y por naturaleza le daba regalos, hasta que un día me dijo que no podía recibir más mis obsequios porque no era mi novia y que si le iba a dar algún presente no tenía que ser de gran valor. Pero como yo era un chico perseverante empecé a ver qué podía regalarle sin gastar nada, sabía que ella quería una cabecera para su cama», relata.
Seguro de que sería el regalo perfecto, Derlis trajo de su trabajo unos palets, recicló unos clavos del taller de su padre y fabricó una cabecera a base de palets.
«Recuerdo que al terminar, recibí halagos de mi entorno y me dijeron que tenía que enfocarme a fabricarlos para la venta, y esas palabras fueron un tren para mí… pues me subí y emprendí una aventura», afirmó.

Con un capital de 10.000 guaraníes, Derlis Candia siguió buscando algo que el mundo necesite y en eso poder emprender.» Un día, luego de recibir una mala noticia, subí al bus para regresar a casa, y con la mirada puesta en la ventanilla para distraer mis pensamientos y no llorar en público, me decía que el mundo es muy grande para cumplir en el mis sueños».

Decidido a no rendirse, el joven decidió poner en acción aquello que nació de un amor, la fabricación de muebles de palets. A través de donaciones dio el primer paso, hizo un asiento que resultó ser incómodo, y por lo cual implementó el uso de espuma, y así creando «puff de palets».

«Cuando empecé con mis primeros puff de palets, desconocidos hasta personas muy cercanas, me decían que nadie alquilaría porque era feo, pero igual nadé contra la corriente, y cree La Mansión Eventos que hoy en día cuenta con 6 personales, cubre una fiesta hasta para 400 personas con puff de palets y los contratos no paran», afirma emocionado.
Actualmente, La Mansión Eventos se enfoca a la realización de conciertos, casamientos, 15 años, encuentros, despedidas, y todo tipo de eventos que requiera la mejor organización.
Al final de la entrevista, concluyó:» Si quieres alcanzar el éxito, no hay tiempo para lamentarse ni descansar, porque mientras tú lo haces otro lo está intentando, el éxito es el único tren que no lo puedes aguardar sentado